Qué situaciones profesionales son más propicias para considerar la participación en metasupervisión.
Podemos señalar en primer lugar la naturaleza de los propios encargos; en este sentido podemos observar dos polos:

– la intensidad, por un lado.
– la cotidianeidad o el “aburrimiento” por otro.
Las personas con experiencia en esta profesión saben que cada contrato, cada sesión es un reto que requiere de toda nuestra presencia. Todos nuestros recursos se ponen a disposición de las personas, del sistema que consulta. Nuestra capacidad creativa, intuitiva y técnica se traduce en intensidad emocional. La saturación y sobrecarga de tarea se traduce en pérdida de capacidad de respuesta.
Nuestra experiencia también nos lleva a otras situaciones, por distintos motivos nos “familiarizamos” con el cliente, la organización, el sistema que hace la demanda; estamos en el otro extremo; perdemos la intensidad creativa, la excesiva cercanía , nos hace perder la distancia necesaria o la libertad para dar feedback.
En este caso, tampoco sentimos satisfacción con nuestras respuestas.
En ambos supuestos, se presenta una oportunidad para aumentar la mirada, tomar distancia y conversar, dialogar en un espacio seguro.
Supervisar el proceso de supervisión